miércoles, 1 de enero de 2014

Todos.

Todos necesitamos un lugar dónde refugiarnos, un lugar al que acudir cuando todo nos sale horriblemente mal. Todos sentimos el miedo cuando la desesperación roza nuestros cuerpos. Quisimos ser los dueños del universo, pero nos perdimos de camino a nuestro mundo. Tuvimos en nuestras manos las rocas desnudas, las plantas sin nombre y la vida ya muerta. Lloramos por habernos querido, mientras el destino se ríe en nuestra cara; decide hundirnos en la mayor miseria para que jamás pudiésemos abrazar la felicidad de nuestros cuerpos.

Es imposible entender porqué nuestras almas se sienten incompletas. Sólo con mirarnos sabíamos que el dolor era demasiado para soportarlo.

Sólo quisiste cerrar mis ojos.... Para que así, mi mirada se perdiese en el laberinto del abismo.

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