domingo, 12 de enero de 2014

Nada queda y nada hubo.

Ahora sólo queda en el recuerdo
todas las cosas que, supuestamente,
juntos habíamos vivido.
Quedan todas esas cosas,
esos objetos tan inútiles
que en nuestra mente se hacen hueco.
Todas las sonrisas escondidas
detrás de una mano temblorosa,
pidiendo, hasta rogando,
que pasasen desapercibidas.

Ahora sólo quedan lágrimas,
absolutamente vacías.
Queda el silencio, tan doloroso,
que nos acorrala dulcemente
contra la miseria de nuestra mente.
Las miradas perdidas,
aquellas de los lugares prohibidos.
Deseando volverse
un manto de lluvia fría.

El canto horripilante del olvido
se cierne sobre nosotros...
Y tú, tan tranquilo,
sueñas con lo que nunca tuvimos.

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