Somos dos almas gemelas,
injustamente separadas.
Somos dos gotas de agua
que mojamos la cara
de lo llamado destino.
Necesito abrazarte,
como necesité en su día.
Quisimos ser tanto
y, sin llegar a nada,
en tus brazos me sentí
la persona mas querida.
Volvieron las tristes miradas,
la desesperación en tus pupilas.
Todo lo soñado se ha vuelto
triste ceniza; La cual, sin piedad,
nos acaba envolviendo
con sus brazos tan largos y
sus ganas de muerte tan increíbles.
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