Es mi corazón el que se cierra,
dolido por tanta tristeza.
Es él quién se niega
a seguir aceptando
tantos flechazos desviados,
de aquel Cupido tan ciego.
Es un muro de hormigón
[frío
el que quema los sentidos
y me arrastra.
Lejos, muy lejos.
Dónde nunca encuentre
aquel amor, tan tonto,
pero a la vez tan verdadero.
Y se niega.
Con razón se niega.
No acepta más caricias,
¡pobre lastimado!
No acepta ni mis manos.
Yo, que dulcemente,
lo había tenido entre mi pecho,
latiendo, le di la vida.
Y es cierto;
[Tú
Se la arrebataste de un suspiro.
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