Necesitábamos algo más que amor.
Un poco más de eso, lo que nadie
sabe definir con palabras.
Todos logran entenderlo.
Parece que somos los únicos,
perdidos y riendo.
Los únicos dos tontos
abrazados en el límite
de nuestra realidad.
Resulta que es la hora.
Esa aguja ahogando
todos los sentimientos.
Ese momento increíble,
tan triste, irreal.
Un ligero gesto,
un simple adiós.
Y volvemos a un mundo
dónde necesitamos algo más
que amor.
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