domingo, 18 de mayo de 2014

Los dos.

¿Para qué llorar
cuando te echo de menos?
Si no existen lazos,
ni apreciamos vínculos
que nos aten a un futuro,
que de tanto imaginar
ya está destrozado. 

"Atrás está el pasado."
Eso dicen nuestros versos,
rotos, a ratos sinceros,
bajo un manto de niebla,
lloros y suspiros.

Y sinceras deberías ser
las palabras tristes.
Aquellas que imaginamos,
siempre bailando entre
frágiles teclas blancas
de un piano insonoro.

Y silencio.
Volvió el silencio.
A meterse entre nosotros.
A acabar con sueños,
esperanzas, ilusiones.
Acabar con todo.
Terminar la nada 
que no fuimos capaces 
ni de empezar.

Sólo queda el dolor
de, por lo menos,
haberte conocido,
entre dulces tinieblas,
y oscuros secretos,
que tan bien guardan
nuestras almas calladas.

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