Escucho tu voz y no quiero;
sólo deseo perderme en el cielo,
y me encuentro en tu infierno.
Lloramos dinamita
por no contenernos.
Perdimos la oportunidad,
nuestro momento se acabó.
Y sólo queda la esperanza,
siempre tan ligera,
de encontrarnos de nuevo
en una noche como esta:
Con calor sofocando,
y las lágrimas cayendo.
Con todos los recuerdos
obligándonos a ser otros.
Con cada sentimiento
apuñalando nuestro pecho.
Con cada palabra
arrancando sentimientos,
derribando recuerdos,
atormentando lágrimas,
olvidando el calor.
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