Hay veces que sólo necesitamos una caricia, un abrazo. Un simple reclamo de atención es suficiente para una sonrisa.
Que vengas y me cojas entre tus brazos, donde me siento tranquila, dónde puedo ser yo.
No me mires a los ojos porque sabes que me aparto. Sabes que huyo a encontrarme con tu mirada, me da miedo que descubras todo lo que siento y todo lo que oculto.
El frio de tu piel me congela las heridas y me arranca los sentimientos, paso a paso, minuto a minuto...
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