En este mundo sin sueños, sin esperanza ni compasión perdimos todos los momentos que pedía la razón. Olvidamos los sentimientos abandonados en el corazón. Dejamos escapar nuestra vida por la ventana de nuestra habitación. Encontramos un día perdida, entre polvo y dolor, nuestra gran querida amiga la ilusión.
Tomamos por bandera las nubes, por embarcación el calor y navegamos siguiendo el camino de la pasión. Escondimos los nombres, cogimos la razón y escapamos corriendo hasta el momento del adiós.
Y es verdad que no quedan sueños, ni esperanza ni ilusión. Porque ns pusieron al borde del mundo sólo por nuestro amor. Nos abrazamos gritando que no habría muerte que separase nuestra unión y acabamos tirados, los dos, en el fondo del gran adiós.
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