domingo, 22 de noviembre de 2015

Ni contigo ni sin ti.

Voy caminando y me pierdo.
O yo siento que me pierdo.
¿Dónde están tus manos,
tus besos, tus caricias?

Voy caminando y no te tengo.
Me hundo en la miseria,
me ahogo en pequeños vasos.
Me estoy muriendo contigo,
me estoy perdiendo sin ti.

Me quedo quieta en esta calle.
Está vacía, como mi pecho.
Lloro y no soy yo quien llora;
es la melancolía que se apodera.
Recurro a ese dolor punzante,
físico,
para olvidar tu tristeza.

Aunque no encuentro escapatoria,
ya no hay más salidas.
Soy un laberinto mal construido;
Mis caminos conducen, siempre,
al mismo destino.
Una muerte asegurada;
un placer si estoy contigo.

lunes, 24 de agosto de 2015

Me gustaría.

Me gustaría tener oportunidad;
Volver a amar como hice contigo.
Retorna, querida ilusión perdida,
que no sé cuál es mi destino.

Me gustaría no perder
minutos de mi corta vida
en tus silencios tan vacíos.
Me cansé de esperar sentada
siempre en este oscuro abismo.

Me gustaría besarte tan despacio;
Conseguir detener el tiempo, el mundo.
Rozar mis manos contra tus mejillas
y que calmes mis llantos con caricias.

Vuelve pronto, no pido tanto;
No me dejes sola en tierra de nadie.
Que me pierdo si no estoy contigo
y me gustaría volver a encontrarte.

lunes, 20 de abril de 2015

Inmarcesible.

Sigue igual; nunca cambiará.
Seguirá así el tiempo que le pidan,
el tiempo que sea precioso.

No se gasta, 
no se consume.
Intacta entre dulce neblina,
oculta la vergüenza de no ser
como todas aquellas que sí son. 

Inaccesible para manos como las tuyas;
imposible de aferrar con tanto pecado.
Tan manchado de sangre inocente,
siempre preguntándote qué será de ti. 


Se esfuma como la leve brisa
en una tarde cualquiera de agosto.
Se esfuma, sin decir nada.
Quizás decidió arder, cansada,
harta de tanta mentira insaciable. 

Quizás ha decidido dejar de ser,
transformarse en otra, ocultarse. 
Quizás no vuelva a ser inmarcesible,
para ser simplemente una flor marchita.



miércoles, 7 de enero de 2015

Al final.

Tampoco puedes pedir
que de tus simples manos
salga la magia que inunde
todo lo real y conocido.

No puedes sólo decir
que, viendo los pedazos,
te acostumbras a vivir;
"No se está tan mal"
                      ["Al final"]

Y todo quedará cerrado.
Los remolinos nos absorben.
Y, ¿qué pasará?
Si yo no quiero seguir luchando.
¿Qué pasará...?

Suenan las canciones,
nos atraen, nos destruyen.
Todo queda como siempre
a los ojos de un infeliz.

Tendrían que mirar,
tendrían que observar,
como ha quedado ese lugar
dónde solíamos sentir
que nuestro hogar...
Había llegado, al final.

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