Como las lágrima que, cayendo por tu mejilla, dejan el sabor amargo y característico del adiós. El color pálido de una despedida sincera, aquella que te enfría el alma y te hace perder la cabeza. Dejan una marca profunda en tu cara, para que recuerdes todos los momentos más dolorosos.
Y es cierto que se llora. Llorando acabas perdiendo el rumbo de la vida, hasta encontrate ahogada en tu mundo de agua. Ese mundo en el que los sueños los tienes de las manos, pero que al abrir los ojos desaparecen como fantasmas del pasado.
Y es cierto que es perder el tiempo. Que con cada sonrisa falsa perdiste tiempo. Con cada mirada de angustia que no se captó, y con cada movimiento pidiendo auxilio.
Te necesito; como te necesité ayer. Como te necesitaré mañana.
martes, 3 de diciembre de 2013
'Necesitar'
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