Todos esos sentimientos que juraste sentir aquel día... ¿Dónde los escondes ahora?
Frágiles cristales de mi alma se rompen lentamente, llevándose consigo una sonrisa, una alegría. Mi sonrisa. Mi alegría.
No soy lo sufientemente fuerte para decirte adiós. Me falta el valor, mi corazón no responde a esas palabras. Aún siento que estás aquí, junto a mí. Aunque ahora solo se trate de un sueño, débil por los golpes, es un sueño. Ojalá se cumpla, ojalá se haga realidad. Porque te necesito a mi lado. Me he acostumbrado muy rápido a ti, cosa que nunca debí hacer.
Siento la fría realidad caer sobre mí, mientras las lágrimas caen sobre mis mejillas. ¿Acaso esto está bien?
No me atrevo a abrir los ojos. No consigo reaccionar. No lo puedo aceptar. Sólo puedo gritar. No quiero que esto se acabe ya. Todo es tan diferente..
No consigo recordar nada sin ti. No voy a negar que me duele. Pero no puedo aceptar que tú me hiciste daño. Porque nunca me has hecho daño... Sólo has intentado protegerme...
Lo siento...
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